Los dibujos animados - Comparte 13
- Cristina Andrea
- 28 jun 2015
- 4 Min. de lectura

Los dibujos animados nacieron antes que el mismo cine. Se atribuye su paternidad a un visionario francés llamado Emile Reynaud. Él llevó la ilusión del dibujo en movimiento a las mayores alturas, conjugando el espectáculo con el drama, en una época en que la animación apenas era poco más que un truco óptico para demostrar teorías científicas y entretener a los niños.
Emile Reynaud creó en 1877 el praxinoscopio, partiendo del zoótropo. Reynaud consiguió la proyección de imágenes animadas en buenas condiciones. Desde 1892 y durante diez años, antes de la aparición del cinematógrafo de los Lumière, Reynaud proyectó dibujos sobre una pantalla de gelatina transparente, e hizo de sus pequeños relatos artesanales (las Pantomimas Luminosas) los precursores de la animación. Con su colosal máquina, Reynaud proyectaba en teatros abarrotados de público, con luces y espejos, más de 500 dibujos uno detrás de otro, por medio de un agotador mecanismo manual, y mostraba, a una audiencia atónita, sencillas historias de amor y comedia con jóvenes románticos y malvados entrometidos, durante casi un cuarto de hora de espectáculo.
Aunque el cine de animación es anterior al del cine en movimiento y se basaba en ilusiones ópticas producidas con aparatos anteriores al cinematógrafo, como el zoótropo o el praxinoscopio de Reynaud, años después de que el cine con acciones en vivo apareciera, Edwin S. Porter hizo la primera animación de objetos, fotograma a fotograma, para la compañía Edison. En 1905 hizo How Jones lost his roll y The whole dam family and the dam dog, en las que los intertítulos estaban hechos con letras recortadas que se movían al azar alrededor de la pantalla hasta colocarse en líneas y en el orden adecuado para componer cada frase. Esta técnica requería una adaptación de la cámara de cine normal, de forma que sólo exponía un fotograma, parándose con el obturador cerrado, en vez de continuar a la velocidad acostumbrada de 16 fotogramas por segundo.
El uso de bocetos de guión (como fueron originalmente llamados en el cine de acción real) probablemente empezara con las primeras películas de Disney. Webb Smith es el animador de la Disney a quien se atribuye la invención del storyboard a principios de los años treinta. Otra valiosa contribución de aquellos que habían facilitado el camino a Walt Disney, y por añadidura se convirtieron en precursores de este arte, fue Winsor McKay, el creador de Gertie, el dinosaurio. Ahora bien, la idea de contar historias a través de una serie de dibujos, puede remontarse al antiguo Egipto o incluso más.
Entre los que abrieron el camino, encontramos al estadounidense Otto Messmer, autor del expresivo Felix the Cat (1914), que fue el personaje del corto de animación más popular a nivel mundial. Los austríacos Max y Dave Fleischer dieron vida a personajes que alcanzaron gran popularidad, y fueron los mayores competidores de Walt Disney. Ambos hermanos crearon grandes éxitos de los dibujos animados como el travieso payaso Coco (1920-39) y la seductora Betty Boop (1930-39) inspirada en la cantante Helen Kane, cuya risa poopoo-pi-doo será un rasgo del que se apropiará Marilyn Monroe. Su personaje más duradero fue Popeye (1930-47), creado originalmente por E.C. Segar para la publicidad de espinacas. La principal contribución a la técnica de la animación aportada por los hermanos Fleischer fue el rotoscopio, un aparato que permite calcar personajes animados sobre personajes reales proyectados.
A continuación comenzaría la denominada era Disney, que dominaría en los años 30 y principios de los 40 con Mickey, Donald, Pluto… La idea de combinar dibujos y acción real fue recogida por Walt Disney. En 1928 alcanzaron un gran éxito con las primeras películas del ratón Mickey, y después con la primera película sonora Steamboat Willie (1928). Los estudios Disney se situaron en la primera posición de las productoras de animación, tanto artística como comercialmente.
A partir de 1940 Disney comenzó a sentir los aguijones de los competidores. Walter Lantz, creador del osito Andy Panda, inició en 1941 la serie del pájaro carpintero Woody Woodpecker, introduciendo el sadismo y el furor destructivo en el género, rasgos que serán quintaesencia de la pareja formada por el gato Tom y el ratón Jerry, creados por William Hanna y Joe Barbera, que contrastan con el ternurismo de Disney y señalan un cambio de rumbo en el género, que se acentuará en la postguerra, con la que se cierra la gran era de Disney.
En 1940 hizo su debut el aún hoy popular Bugs Bunny, convirtiéndose en una leyenda durante los años 50 y 60 bajo la inspirada dirección de Tex Avery, Bob Clampett, Fritz Freleng y Chuck Jones.
Otro pionero fue George Pal, quien en los 40 y 50 creó un nuevo modo de animar muñecos. Con su serie titulada Puppetoons creó los títeres con partes móviles. Su aportación al mundo de la animación fue imprescindible. En sus películas cada marioneta constaba de cientos de cabezas, brazos y piernas, y así se permitía una rica gama de posibilidades expresivas: podía cambiar las caras, por ejemplo, y con ello sus personajes no se limitaban a mostrar una única expresión. Método que sigue siendo utilizado en la actualidad.
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